Poemas violáceos

No nace la poesía de una mano dorada, ni comprendo éxodos de almohada

El azul es donde yace lo yerto en las losas de hormigón de las calzadas.

Afanada en su canto, la cordura en mi ventana, balaustrada de óxido ferro

Huele a puerto, a barlovento en las más grises marejadas, omaggio al cielo

Poesía es narrativa para borrachos de bar, no balbucea mi especie, sino que gime

Si el alambique impide la noble cuerda vocal, por mero gusto a sonar y sin comunicar.

Soy yo quien pide, reclama treguas del mero arte, del mal hablar

Impía lengua, la viperina, la que teclea tal manantial de lo más kitch y vulgar.

Asoman ya las quimas primeras, últimas quimeras de opio sin evaporar

Luz nerviosa, primer vacilo de electricidad de años opacos

Se ha muerto Paco, rezan esquelas y obituarios de Serie B o C o Z 

De un fichero X que no se elimina, se torna horcina u hornazo de secarral.

El jabalí entiende de subsuelo y tú entiendes de sueldo, que suelda tu vida

Qué aciaga inteligencia la tuya, la mía es danzar con los dardos de la palabra

Redimiendo tus pecados en derramas, Valderrama hablaba de emigrantes de la España

Y Machado de charangas, y los Picos de Alquitaras, derramadas en tu alma.

Bebe, drama, habla de Nicaragua como quien habla de enaguas, o de furbo

O melodramas. En este tigre hablan mucho, pero no se habla de nada.

A Leopoldo M. Panero

                                                    -Serbio Robledo. (kukupo: Serdrës)