Bucea por KukupaPunda Productions

sábado, 12 de mayo de 2012

cap. 1x00

Tal vez a nadie le importa dónde nació Faustino. Por eso él se encarga de recordarnos que nació a peo, por el culo, en un maltrecho lazareto de Valdebarcena, cerca de Villaviciosa, en la comunidad asturiana. O eso le habían dicho. O eso es lo que yo digo. El caso es que cuentan las crónicas lisérgicas de la matrona hippy que atendió a su madre, Jose Antonia, que Faustino nació con fimosis, el cordón umbilical impidiéndole la respiración y de una cesarea practicada por un alópata cual medievo de pulp fiction. Nació también con 2 carreras (ingeniería de caminos y obras y magisterio) por la Universidad de Salamanca; un máster MBA con título expedido en Hardvard y dos muelas picadas. Nació en circunstancias un tanto grotescas, pero nació. No trajo un pan bajo el brazo: trajo su guía, tu vía: su poesía. Fue un nacimiento duro y arduo, de eso nadie se acuerda, porque la historia de Faustino es humilde, como humilde es su recuerdo, por no decir amnésico. Así pues lo que se viene a sacar en claro en esta especie de prefacio para la jamás contada historia de Faustino, Faustino Primo de Guevara y García, es que lo que mal empieza, mal acaba, y que solo nos acordamos de Sta. Bárbara cuando llueve, y Faustino pudo nacer un día de solecito y terraza, pero vino a nacer en un típico día Asturiano (lógico si estaba en Asturias): lluvioso, gris, vetusto. Lo que quiero decir es que nadie tiene ni puta idea de cómo ni cuándo nació Faustino, estaría bueno. Lo escrito aquí arriba no es más que imaginación, suposición, hipótesis, simple barrunto. O en castellano vulgar: lo que me ha salido de los... Dejaremos que su nacimiento sea leyenda, para que esta historia sea más cool y optemos a que miles de gilis que otrora veneraban la infinita imaginación emparanoyadora de los creadores de "Perdidos" por crear una mamarrachada de tamaño M30, ahora adulen el halo de intriga que envuelve a nuestro ínclito personaje y a su circunstancia. El caso es que nadie sabe nada de la venida al mundo de Faustino, y no dejará de haber quién diga que este hecho es superfluo, pues nada más nacer debió ser abandonado en la orilla de un arroyo cualquiera bien apertrechado en una caja de galletas de hojalata de la marca cuétara. Las fuentes más críticas con los progenitores aseguran que la noche de antes del parto, Eduardo, que así se llamaba su padre, anduvo por los bares de la aldea visiblemente afectado tras una estiviwanderesca ingestión de vino de Cangas. Blandía Eduardo en sus manos cual espada, cual revelación, cual mandamiento, cual dogma, un artículo del periódico "Diario16". En él se narraba la historia de la fundación de Roma a cargo de Rómulo y su hermano Remo (ahora archiconocido grafitero de Salamanca). Ya sea por las inescrutables consecuencias de aquel vino picado, o porque Jose Antonia tuviese un oculto y enfervorizado interés en el negocio de la construcción; el caso es que Faustino acaso navegó no más de unos metros en aquel arroyo asturiano y fue a dar a casa de un acaudalado gerifalte de la politburó troskista rusa. Se preguntará el avispado lector cómo Faustino después de recorrer tan sólo unos metros de un arroyo de mala muerte en la profunda Asturias, apareció en la Rusia Comunista que encabezaba allá por 1929 el gracioso y bonachón León Trotsky. La respuesta es muy sencilla: Faustino no existe, nunca ha existido, ni desde luego tiene intención de trascender más allá de estos abyectos renglones en donde se dibuja (no se desnuda) la historia ficticia pero apasionante de Faustino, un hombre que se vestía por los pies y que jamás se desvistió, no por inepto, sino por principios. Principios que ya iremos desgranando más adelante y que desde luego, no saldrán en la "super-pop", ni en "Hola", ni siquiera en el libro del registro civil de ninguno de los millones de poblaciones de este crisiscodélico mundo kukupo. Faustino nace y se deshace entre las veleidades y los vórtices del tiempo, como un deLorean lunático, como un pantocrátor oficioso pero tocapelotas. De lo que se contará aquí podrán ser testigos directos nuestros lectores. Aquí no se va a contar la vida de Faustino, pero la vida de Faustino tal vez nos haga pensar en lo que cuentan nuestras vidas.

1 comentario:

  1. Me tomo la licencia de mostrar un documento videográfico sobre la Iglesia de San Andrés de Valdebárcena, parroquia donde nuestro protagonista comenzó a ejercer el voto religioso.
    http://vimeo.com/16127492

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