Bucea por KukupaPunda Productions

miércoles, 20 de marzo de 2013

Las CHISPAS de Serdrës

Niños y niñas, el cuentacuentos Serdrës os va a contar hoy la interesante fábula de una niña descarriada que, por no saber guiar con acierto sus pasos viose ahogada y malherida. No perdáis detalle, pues ésta historia bien podía haber ocurrido en la realidad.






Españita era la hermana malcriada y caprichosa de la vieja África, a la que miraba siempre con recelo y gesto altivo pues de ella decían que era más bonita y deseada por ricos hombres. Era también hermana de la altiva y glamourosa Francia pero, ésta, renegaba de ella, pues no la consideraba a su altura y además vestía peor y era mucho menos alta, guapa y rubia que ella. Españita había tenido durante años un padrastro muy malo que la castigaba con dureza y sólo la dejaba ir los Domingos a misa pero no jugar con sus amiguitas ni el resto de lo que los demás padres solían permitir. "Jo, mi padre está chapado a la antigua" pensó en la soledad de su alcoba durante lánguidas noches de soledad y oscuridad. A Españita le gustaba jugar con los toros, las aventuras de Santos y monjas, asistir todas las tardes a catequesis y vivía enamorada de los apuestos militares que frecuentaban las cantinas. Cuando murió su padrastro, aún después de la vida castrense a la que le había sometido, sintióse muy afligida y sola y atravesó diversas crisis de personalidad. Buscaba el hombre adecuado para su vida, ya fuera un padre un poco más permisivo o un novio que la llevase los Domingos al cine (Ya no la prohibían las peliculas de amor). Todos se la rifaban. Su hermanita Francia se reía de ella porque pensaba que una paleta como ella jamás conseguiría tomar sus propias decisiones. Después de muchos lloros, muchos hombres que pasaron por su vida y acabaron por destrozarle el corazón, peleas entre machos que se disputaban, cual venados en berrea, su preciado amor... Encontró el amor en un joven que la regalaba rosas con el puño cerrado, de chaqueta de pana y aspecto varonil. Además, de la nada, apareció en su vida un afable abuelito campechano, con unos primos muy altos y muy guapos que tenían muchos palacios y riquezas y siempre la colmaban de regalos. El chico de la rosa le prometió "el oro y el moro", mas su vieja y sabia hermana África, aunque no osó a decirle nada, siempre vio aquella galantería barata como una astuta trampa. Los primeros tiempos fueron preciosos. Viajes interminables por el campo, parecía que estaba viviendo un cuento de hadas, pero todo cambió cuando Españita, atónita, comenzó a ver como el cielo cada día se tornaba más gris, se cerraban fábricas, había luchas en las calles, atentados, y un clima de tensión. "¿Será por mi culpa? Se preguntaba ella de nuevo en lo más hondo de sus pensamientos". Pero su novio ya no le regalaba flores, sino reconversiones industriales, expedientes de regulación de empleos y muchos regalos más que ella no entendía. "¡Pero con ésto no puedo jugar! se quejaba, dolida, a su novio, que cada día le hacía menos caso. Su hermana Francia, en la lejanía se reía de ella y la señalaba, de nuevo, con el dedo. Borracha de sangría y viendo las medias verónicas de Antoñete, se recreaba pensando en tiempos mejores. Todo empeoró cuando su novio decidió "por su bien" internarla en un colegio de pago (U.E o algo así rezaba el letrero) muy elitista en el que todos se reían de ella porque, además de ser la nueva, decían que era pueblerina. Continuaba yendo a misa todos los Domingos, pero ya no era lo mismo. Los curas no eran lo mismos, ni los monaguillos, ni la televisión era en Blanco y negro, ni  se paseaba en Seiscientos. Españita habíase desencantado con su novio y tras varias oportunidades decidió dejarlo y entregarse en manos de otro hombre. Un apuesto varón de metro setenta, bigote y pelo encerado le regaló dos gaviotas que echaron a volar frente un mar azul que en amalgama con el cielo enamoró perdidamente a nuestra protagonista. "Éste es mi hombre"- pensó. Era todo luz y color ahora en la vida de Españita, hasta sus hermanas la guardaban una cierta envidia, y hasta su prima Italia soñaba con un galán como el de ella. El chico de las gaviotas le regalaba enormes edificios en la costa (¡Y sin pedirle nada a cambio!), le cubría de ladrillos y de urbanizaciones con piscina en la que ella poder lucir su cuerpo. Además los párrocos volvían a entonar los viejos sermones que a ella le gustaban. Les encantaba ir a las corridas de toros de la mano y también navegar en yate con su viejo abuelito (¡Y sin pedirle nada a cambio!)
Comían tortilla de patata hasta que caían rendidos en vestidos con pamela y trajes ("De Sastrería") mientras se reían de su prima, la pobre Euskadi, que desde siempre la tenían recluida y castigada en su cuarto por "portarse mal" y "no hacer los deberes", además decían de ella que era mala estudiante y mala hija.
Españita no podía salir de su asombro. En el amor iba bien. Los profesores de su colegio (UE) cada día le tenían más cariño (o interés) y sus compañeros de aula parecían ya no meterse apenas con ella. Le invitaban a todas las fiestas y hasta le propusieron deshacerse de sus viejos y obsoletos cromos (o como los llamaba ella cariñosamente, "pesetitas" los cuales tenía ya todos repes) por unos cromos mucho más molones y modernos que se llamaban €. Ella quería estar a la moda, y alentada por su novio el de las gaviotas, decidió hacerse con toda la colección y tan solo jugar con esos cromos. Se sentía realizada, la más bonita del colegio, modernizada, aunque en las borracheras de vino peleón continuaba siendo la más verdulera de su colegio (en los botellones). Pero, no hay bien que cien años dure y de nuevo un palo sacudió la vida de nuestra Españita. Resulta que hubo una pelea muy grande y muy fea y no se sabía bien quien la había empezado. Su novio, que si que lo sabía, decidió echar la culpa a la prima renegada, Euskadi (citada anteriormente) pues ella siempre tenía la culpa de todo, porque era,de verdad mala, malissíma. Pero ésta vez se rebeló y dejó bien clarinete que ella no había sido ésta vez. Españita no entendía nada, pero le pareció un mal gesto echar la culpa de todo a su prima y esa noche se enfureció muchísimo con su novio. Decidió dejarle porque a ella las mentiras "no le gustan". Después de ésta tremenda discusión, Españita, sin fuerzas, se echó en los brazos del primer hombre que pasó y lo hizo con un hombre que, de nuevo, le regalaba flores pero con mucho más "talante" y solidaridaZ, bondaZ...y un largo etcétera. Poco os puedo decir, mis niños, de la relación de nuestra protagonista con éste señor, pues ella se quejaba constantemente de su falta de eficacia en la cama y de ser un poquito parado. Pero quizá precisamente por eso, por que el chaval era calladín y no le molestaba en sus planes, y además le permitía todos sus vicios y "virtudes" estuvo con él una laaaaaarga temporada...
Lo último que he sabido de ésta chica de charanga y pandereta, cerrada y sacristía, devota de frascuelo y de María, de espititu burlón y de alma rota es que está con un hombre muy feo y muy alto con barba, pero dicen de él que flirtea con su pariente lejana, una tal Alemania (momentopubli: La Alemania de la Señorita Rottenmeier. Próximamente en KkP), que por lo que cuentan sólo tiene mente para hacer putaditas en el colegio y que se pasa la vida echando la zancadilla a todos sus compañeros. Españita por lo visto se coge unos pedos impresionantes, pues está en el paro, ahora se queja de los cromos nuevos porque nadie los quiere y encima se está quedando sin ellos de regalarlos y añora sus viejas "pesetitas". Desde proyecto hombre y otras organizaciones, ayudadas por su colegio, la propusieron un "rescate" para no caer de nuevo en los vicios, pero está muy alicaída y ahora se arrepiente de todos y cada uno de sus novios y amantes...

Moraleja: No hagáis caso de los hombres que os compran con flores o con gaviotas. Hay más dónde elegir.


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