Bucea por KukupaPunda Productions

jueves, 21 de marzo de 2013

Angio. La vida de Poesía en el Día Internacional de la Poesía.

Soy Poesía y siempre estuve aquí. Y siempre estaré aquí, pero hoy 21 de Marzo, como cada año, he empapado la atmósfera de sibilina inspiración. Cada vez es más difícil penetrar en vuestra burbuja de tensión, aflicción y pesadumbre. Cada vez me cuesta más acceder a vuestros pulmones y es por eso que cada vez os veo más lejos. Y lo mismo sucede al revés.

Soy un puñado de versos escritos en el aire y estoy pidiendo un poco de atención.

Soy un puñado de sílabas, un borbotón de sentimientos, sensaciones y
de cosas que contar hecho poema. Soy la inspiración manchando el aire que respiras para hacerte recordar que sigo con vida.

Soy un puñado de versos cansados de estar pidiendo por las calles una oportunidad de ser leídos. Mendigando un poco de curiosidad por parte del Hombre.

Soy un puñado de versos que hablan de asesinatos impúdicos y legítimos a las puertas de los grandes lobbys empresariales que maniatan y secuestran la, cada vez más, pusilánime conciencia social.

Soy un puñado de letras que denuncian lo despótico de un sistema que no me tiene en cuenta absolutamente para nada.

Soy la poesía que retoña de los muertos de los bosques, las dehesas y las selvas, con el edor insoportable de la culpabilidad de las conciencias.

Soy la rima que recorre ríos contaminados de Amazonas y también la que se vierte en crudo allende los mares que la especie humana ha envenenado.

Soy un puñado de versos moribundos y acuciados por el hambre, que están tirados en el suelo por la indiferencia casuística del hombre, más preocupado en estos tiempos por ir muy deprisa a un trabajo.
Soy un puñado de versos y me siento confuso.

Soy un puñado de versos en el Día Internacional de la Poesía y pido la paz, y la palabra. Soy Shakespeare, Rubén Darío y Homero. Soy la voz de aquel que decía que siempre habrá poesía, volviéndolo a decir una vez más.

Soy Bertold Brecht en Alemania y José Luis Borges en la Argentina. La sensual provocación de Calíope y tu amarrado a tu mástil absurdo, sin dejarte venir hacia mí.

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