Un actor de raza, con roces con la prensa (No olvidar su "Sois basura" a unos corruptos medios de comunicación destinados a los chismes de verdulera de las 5) de aguante con María Jiménez (hay que ser muy hombre para aguantar esa maldición), levantino, persona de impulsos, pasiones, sangre caliente (como somos aquí) Todos en algún momento de nuestra vida hemos crecido con él. No podría ser objetivo cuando siempre se ha tratado de mi señalado, favoritísimo, ojito derecho de éste oficio del "hacedor" de cine, pero vean "Carne Trémula" y sabran de lo que estoy intentando hablar. Serdrës no tiene palabras para todo. A veces le pueden y le rebasan los sentimientos y se hace pequeño ante tanta miseria o tanto amor. Pepe me enseñó del amor, del dolor, de la traición, ambición, degeneración y acción de un carácter indómito. Nos habló y criticó a la corrupción (tan presente en su bella región del Levante) en "Crematorio" con su manera tan particular de hacer, y hasta dio vida a uno de los pocos legales de la Iglesia de éste país como fue el inolvidable Cardenal Tarancón y...sobre las tablas sólo había que verle. Éste año si no tuvimos bastante con Sancho Gracia, Tony Leblanc, el insustituible Miliki o la buena salud de Bárcenas se nos va alguien que se debería haber ido dentro de (por lo menos) veinte años. Cuando se ha ido el Papa a Castelgandolfo y Bobón se pasea en muletas por todas las clínicas privadas de Madrid gracias a tu subvención, cuando el mundo parecía detenerse José decidió bajarse. El dolor de la esposa es el mío, porque Pepe sabrá encontrarse bien donde esté, pues siempre ha sido un valiente, un hombre. (De los que ya no quedan).
Tengo la sensación de que derramar más tinta en valorar algo que tiene que hacer el conjunto del país es caer en la redundancia y en la filosofía de todo a cien. Alguien dijo eso de "Siempre se van los mejores" y es en lo que quiero hacer caer el peso de este breve pero intenso homenaje, y digo breve, si, porque para recordar al maestro Sancho no hay celulosa que lo abarque. Sólo dejaré que hable él. Sólo diré "Hasta siempre, A.R.T.I.S.T.A"
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