Bucea por KukupaPunda Productions

martes, 5 de marzo de 2013

VIRGEN EXTRA (Cap. 0x01) (Por Serdrës)

En las faldas de la Sierra de Cazorla, en esa tierra dura, curtida al sol, de oliva y salmorejo, Jaén. Concretamente en el municipio de La Iruela, coronando el Río Guadalquivir, se alza majestuoso el cortijo de los Segura-Roldán, una familia hacendosa de casta y rancio abolengo. Ya hace siglos, el primer varón conocido de ésta honrosa estirpe, Don Pablos de Segura y Roldán edificó junto a su hogar una laboriosa explotación humilde y de entrañable rusticidad destinada a los usos de uno de nuestros más preciados bienes, la oliva. Dícese de éste que tuvo cuatro hijos varones y tres féminas. Si de éstos cuales tres de ellos fueron destinados, como muchos mozos de la época, al sacerdocio, Juan Asunción, decidió seguir los pasos de su padre y, ya, en el lecho de muerte de éste prometióle la continuidad de aquella empresa que tanto esfuerzo le costó. Desde aquél momento se iniciaba un arte entregado de padres a hijos, en los que todos los miembros de la familia colaboraban con ímpetu y afán de continuar produciendo el mejor de los aceites de la comarca.
Escasos kilómetros separan el lugar de la Iruela con la pedanía de Burunchel, un modesto núcleo de "Sangre Guerrera" (un orujo con característico sabor, muy digestivo y aromático elaborado desde antiguo) de migas, papas a lo pobre, carnes de gamo, y sobre todo mucho, mucho aceite de oliva. Otra familia era ya conocida desde antaño por su refinada producción de olivas y aceites. En una de esas abruptas laderas tan presentes en la orografía cazorleña se hallaba, impertérrita, una casita blanca y baja, de escasos metros cuadrados pero de gran corazón. En ella habían puesto su grano de arena todos y cada uno de los miembros de la familia Montijo. De ellos díjose siempre en la comarca su carácter laborioso, paciencia infinita y buen hacer con el resto de la parroquia. Si bien desde años ha fue conocida la rivalidad por parte de las dos familias más influyentes del oro líquido de Cazorla, parece ser que en los últimos años se ha incrementado ésta de manera paulatina y poco cordial. Desde los tiempos de la crisis del aceite, a principios de la década de los Ochenta del S.XX, con las imposiciones y aranceles desde el Ministerio de Agricultura de Madrid la producción de éste valioso fluído convirtióse en todo un desorden, un caos que a punto estuvo de costarles el pan. Sobretodo, y como siempre ha solido ocurrir a lo largo de la historia de éste país, los peor parados fueron los Montijo, que debido a su escaso presupuesto y bajos pedidos frente a la cada vez más industrializada y potente explotación de los Segura-Roldán sufrieron fuertes períodos convulsos de quiebra y sobre todo, muchos litros de aceite tirados por la fregadera.
Mientras la empresa de los Segura crecía frente a las adversidades, aún con supuestos casos de envenenamiento por producción ilegal de aceite a granel de Colza (mal tan agudo en aquel período de la "Transición Democrática" y algún que otro "sobre" sobre las mesas del anteriormente citado Ministerio de Agricultura y también en el de Sanidad... Los Montijo tenían que bajar hasta las ciudades de Linares, o hasta el propio Jaén para vender sus productos en zafios mercadillos y rastros, pues ellos no gozaban de amplios contratos con clientes americanos o italianos. Mientras, ya en los Supermercados, y a precios desorbitantes se vendían sin consuelo las valiosas botellas de cristal de puro aceite de oliva virgen extra producido en La Iruela y, los Segura-Roldán honraban a sus antepasados a golpe de talonario y fajo.
Han pasado muchos años desde aquellas fuertes imposiciones sobre el impuesto del Aceite por parte del Gobierno, y a finales de los 90, los Montijo pudieron ver su sueño hecho al fin realidad, su aceite con etiqueta, embotellado, aunque en botella de plástico y, desde luego, no trabajando para "El Corte Inglés" ni para grandes marcas y restaurantes como los Segura-Roldán llevaban ya tiempo haciendo, sino para pequeños comercios andaluces y cadenas de supermercados locales. Un Montijo jamás daría la mano a un Segura, y viceversa. Los Montijo, humildes creyentes, jamás sintieron envidia alguna por el prójimo, pero evidentemente si un fuerte resquemor por la cantidad de obstáculos que los Segura llevaban tendiéndoles durante décadas en beneficio propio.
A día de hoy los Montijo, liderados por el patriarca Toño (arropado por su sufridora esposa y sus dos hijos), un hombre campechano y bonachón, siguen residiendo en esa pequeña casita blanca, con una nave anexa a ella, donde continuan produciendo artesanalmente, probablemente, el mejor aceite de la comarca, aunque la etiqueta no lleve la firma de grandes diseñadores, ni chefs de prestigio les hallan dado su voto de confianza. Por su lado, a esos menos de 15km que separan ambas localidades, el cortijo de los Segura posee una amplia flota de maquinaria agrícola, donde cada año se producen toneladas a nivel industrial de un aceite de oliva que sigue manteniendo su pureza aunque no con el cariño e ímpetu tradicional. La Matriarca de los Segura-Roldán, Azucena, en colaboración con su marido, el empresario y diputado provincial José Ignacio Garrido de la Huerta y su recua de hijos e hijas (8 en total) asiste a los mejores congresos gastronómicos de todo el Mediterráneo y pretende ampliar sus horizontes hacia Asia. Pero hay algo que está a punto de estallar entre ambas familias, de nóminas tan distintas, de corazones tan distantes, y que aún no saben.
CONTINUARÁ...
"No se pierdan el Primer capítulo de éste nuevo Thriller kukupo, tan lleno de pasión, enredo y dolor. VIRGEN EXTRA, lo que su nutricionista jamás se atreverá a recetarle"

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