Bucea por KukupaPunda Productions

lunes, 20 de mayo de 2013

Cap 9. "Flaco favor"


El anuncio de la maternidad de Sofía fue un halo de frescura en un día dominado por las llamas, por la mala intención de quien estaba intentando hundir los ánimos de la pareja Segura-Roldán/Montijo. Aquella misma noche se reunieron en una modesta cena con Paloma, para darle la buena nueva la cual recibió con júbilo y un sentimiento de alegría que hizo olvidar, por un instante, el sórdido ajetreo de las últimas horas y días. Ahí, en torno a una mesa, donde no faltó el buen aceite, hogazas del mejor pan y las hortalizas mejor seleccionadas de la huerta se hallaba aquella pequeña familia surgida y paciente de las desaveniencias del pasado y que, le pesase a quien fuere no dejaría de crecer. Las lágrimas de alegría por el advenimiento del primero de una nueva casta se mezclaron, inevitablemente, con la impotencia y la rabia de la afrenta de pérdidas millonarias además de una inherente inversión para la reconstrucción de las naves. La recuperación de los olivos tardaría su tiempo natural y, mientras, tendrían que negociar con agricultores de la zona en un "tira y afloja" de precios, porcentajes y demás. Las pérdidas serían inevitables, así como la falta a los contratos, ya firmados, con consumidores de varios puntos de Europa y América. Pedro María, dado su carácter noble, no buscaba culpables sino soluciones, siempre respaldado por las opiniones de su amada y su suegra. Las hectáreas a las que el tiempo no permitió ser pasto de las llamas junto con algunos de olivos que Paloma aún conservaba desde su soltería y que llevaban años en barbecho serían explotadas al máximo para, al menos, permitirse sacar una tirada ínfima para seguir abasteciéndose de aceite, aunque fuera por medio año.
Pedro decidió acostarse temprano pues al día siguiente tendría que afrontar una jornada bastante más dura de lo habitual. No era fácil el arduo trabajo que se le avecinaba, así como la ronda de llamadas de rigor a todos los clientes que se quedarían sin sus productos. No quiso tomar el café que Paloma acababa de preparar por si no le dejase dormir bien. Sofía y su madre tenían aún noche por delante para comentar todo lo que estaba sucediendo. Buscar explicaciones. Ellas no podían vivir con aquél infierno cerniendo sobre sus cabezas. De modo que, café en mano madre e hija quedáronse, como en los viejos tiempos, en vela sin parar de charlar. 

-De verdad, qué suerte tienes con Pedro, hija. Has encontrado un buen hombre. ¿Has visto? Mira todo lo que ha ocurrido y ni tan siquiera se ha enfadado. ¡Uy! Estoy segura de que si ésto le hubiera ocurrido a tu padre hubiera removido Roma con Santiago para hacer pagar a quien fuera, aunque fueran inocentes, bueno es.  Él te quiere bien y, lo que es más importante, dará una buena educación a tu hijo. Yo lo supe desde el primer momento.
-Gracias, madre. Si lo elegí a él entre todos los demás fue por cómo es. Estoy radiante. Pese a todo lo que ha ocurrido en éstos últimos días...que aún no puedo quitarme de la cabeza...quedarme embarazada es algo tan positivo, tan bueno para mi, para nosotros. Para que ésto siga yendo adelante, aunque haya gente que nos quiera mal. Por cierto, ¿Tú cómo estás? Ahora que hablas de papá...aunque ni ese nombre recibe por mi parte. ¿Te acuerdas mucho de él?
-Pues hombre, hija. No han sido dos años, ni cinco, ni diez los que he pasado con él. Yo creía que era el hombre de mi vida. Siempre fue un burro, eso lo se. Pero pensé que dentro de toda aquella coraza de acero se hallaba un hombre, mas pude ver que sólo se encontraba un bicho lleno de intereses y de odio. Nunca le perdonaré. Si de algo me alegro es de que vosotros, tanto tú como Enrique no habéis sacado sus genes. Bueno, Enrique si ha salido en lo trabajador, porque si algo no se le puede reprochar a tu padre es en el trabajo. Trabajador como nadie, eso sí. O que se yo...yo ya no se que pensar. Quien sabe, a lo mejor en vez de ir a los olivos se estaba restregando, con perdón, con la zorra de Azucena. Como el difunto Jose Ignacio, que en paz descanse y yo vivíamos en una broma... En fin, que me alegro mucho por ti, y por Pedro, y por el "churumbel".

(Abren la botella de whisky, es la botella reservada para los momentos especiales. Sofía, como buena embarazada tan sólo moja los labios, mientras que su madre decide cargar bien la copa)

-¿Qué tal está Enrique? Últimamente apenas lo veo, todo el día metida en la oficina, y él en la prensa...la verdad que si ésta empresa ha funcionado ha sido siempre gracias a él. Aún recuerdo cuando lo apunté con la escopeta de papá, nunca me lo perdonaré. Pero es que guardaba tanto odio a Pedro...menos mal que aquél día todos abrimos bien los ojos. Fue doloroso, pero necesario.
-Ese día es mejor olvidarlo, hija. Ese día nada más nos trajo que desgracias. Aunque, por otro lado, ¿Qué ibamos a hacer? ¿Continuar viviendo una mentira? Yo me niego...pero, en fin, tu hermano está saliendo con una mocita de La Iruela. A mi no me lo quiere contar, ya sabes cómo es. Pero no sería la primera vez que los veo entre los olivos cuando él sale a comer el bocadillo. Parece buena chica. Pobre Enrique, no se como le va a venir ésto del incendio, él si no trabaja se muere, no sabes los gritos que pegaba hoy, pobrecito, todo ésto le está consumiendo.
-Bueno, ya verás como todo va a mejor, madre. Cuando nazca el pequeño ya estará todo en orden. No le va a faltar de nada. Ahora ya sólo le falta a Enrique, y serás abuela por partida doble. (Ríe)

Madre e hija no pararon de charlar hasta bien entrada la noche cuando, alguna de las dos debió quedarse dormida sobre la mesa, con dos tercios menos de la botella y así amanecieron. Aunque el amanecer no fue, para nada, agradable. Pedro entró en el comedor voceando, a toda prisa. La primera en despertar fue Sofía, que habíase quedado acurrucada en el sofá junto a su madre. Tenía aún la pesantez en los ojos de los dos pequeños tragos de whisky que bebió la noche anterior pues, no era ella, amiga de beber habitualmente. Allí, encendiendo nervioso la televisión  sin ser capaz siquiera de encontrar los botones, estaba Pedro. Su frente sudada y su mirada ojiplática no auguraba nada bueno. Sofía, asustada, le preguntó qué ocurría. Pero él no hacía más sino balbucear frases ininteligibles. En uno de los fragmentos que pudieron entenderse rezaba "No puede ser". Sofía tocó repetidas veces en el hombro a su madre para que ésta despertara. Paloma abrió los ojos sobresaltada y no fue capaz de entender la escena. 
Pedro fue capaz de poner finalmente la televisión. Era el canal de informativos veinticuatro horas. Con un semblante serio y embargado por el dolor señaló la televisión sin poder mediar palabra. Sofía conocía bien la mirada de su amor. Miró a su madre. Ambas callaron y diéronse la mano. Ya no sabían que podían encontrarse. Cada día era una nueva pesadilla. Guardan silencio.
[...]
(Presentadora de informativos sobre imágenes de archivo) "Ésta madrugada, sobre las 6 fue hallado el cuerpo de la conocida empresaria cazorleña Azucena Segura-Roldán Roncero, de 58 años de edad, cuando los operarios de limpieza se percataron de un bulto yacente junto al río que atraviesa la capital jienense. Las fuerzas de seguridad han abierto un expediente de investigación para determinar las causas de la muerte, pues aún no se sabe si fue provocado o por voluntad propia. La empresaria estaba retirada de la vida pública desde hace varios meses, al parecer por fuertes disputas familiares que podrían haber acabado en la fusión de su aceitera, la cuál regenta ahora su primogénito, Pedro M. Segura-Roldán con la empresa local de Burunchel, Aceites Montijo. Se había especulado mucho acerca de ella en los últimos tiempos, pues se rumoreaba su supuesta relación con el ex-propietario de la empresa anteriormente citada, Antonio Montijo. No hay que olvidar, que hace menos de una semana su marido, el político Jose Ignacio Garrido fue víctima de un atentado..."


C       O       N        T        I       N      U     A     R      Á 

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