Bucea por KukupaPunda Productions

martes, 7 de enero de 2014

Entroito

Tenía que ser así y así fue. Llegó 2014. Humildemente, desde ésta santa casa no lo esperábamos pero sin embargo así ha sido, y claro, ante ésta situación nos hemos planteado, desde el sindicato de lo nefando, del sanedrín de los vicios ocultos, volver. Y es que lo cantó Gardel y después lo llevó un manchego a las pantallas, y la palabra volver se ha sobrevalorado paulatinamente pero, en efecto, volvemos.

Y no lo hemos hecho antes porque, a día de hoy, puede que seríamos carne de presidio. Pero es que ¡Mira que ha llovido!
Los unos que si por el norte frío, combatiendo fiebres y celliscas y los otros al otro lado del charco bebiendo agua de tamarindo y apurando tacos de carnita...la casa sin barrer. Pero como en casa del herrero cuchillo de palo, muchas veces el escritor piensa más que escribe, y la tinta en el tintero, y así que claro, luego, parafraseando al maestro Sabina: "Los tinteros borrachos de tinta".

Hace casi ya un año de la última aparición pública de Kukupa Punda en los ruedos de Etiopía y el Estado Español. Pero volviendo a Gardel..."Si 20 años no son nada" pues que nos quiten lo bailao.
El Evangelio según San José Cuervo fue una manera de decir "Hasta luego" a los escenarios de una manera como siempre puta y cortés. Si bien la acogida entre el público no fue abrumadora debido a la falta de bombo en una ciudad de charanga y pandereta, o bien por un público poco entregado o poco afín al régimen, las directrices de KkP no se han desdibujado. Además de una oleada de pintadas (con o sin mensaje subliminal), camisetas, pegatinas y demás merchandaising de todo a cien, ha quedado la palabra, esculpida junto algún vitor en algún "cantu" de Villamayor o en la etílica mente de los que, un día, fueron kukupos y vivieron como tal.

Ni ha muerto la palabra, ni los orígenes, ni el sentimiento. Después de las complejas y eruditas reflexiones de mi apóstol San Angio de Luzía y las ambiciosas superproducciones con sabor a telenovela venezolana de sesión de tarde de un servidor, la palabra se convirtió silencio. ¿Por qué? Sencilla es la respuesta. A veces es mejor callar. Y cuando habla el palo la boca calla pero la mente no descansa. Ese afán creativo puede haberse ido durante éstos últimos tiempos por otros derroteros, pero nunca hibernar.

Lo que quiere decir éste mensaje de después de Navidad (por no hacer la competencia a otras instituciones públicas) es la inevitable, ineludible, odiada continuación de éstos chavales con bolígrafo. Kukupa, al igual que Fidel, de momento, no está muerto. Mientras exista capitalismo, mientras se beba Coca Cola acompañado de un Big Mac, mientras haya twitter, Faes, Noos, Blesa, Roca y Vaticano habrá Kukupa. ¿Qué triste, verdad? Como la vida misma.

Os invito a que brindéis por un año lleno de pinchacitos y hachazos, de más crítica social y menos pan y circo (Y lo digo por el fútbol, que me dejen en paz a la noble profesión de San Andrés Cristo), de más after y menos sacristía, más devotos de Haile Selassie que de María.

Serdrës, desde algún lugar de la red de cuya I.P no logro acordarme.

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