La casa de piedra vio fusilamientos, caerse el crucero, brotar manantial
La sangre fue ejemplo del hambre y centeno, cuaderno vacío de lenguas no muertas
Nichos arrendados, en el camposanto, cofrade y asceta, barroco perpetuo
En el purgatorio no hay cartas ni gremios, tan sólo reposan los animales yermos.
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Me hago grande en espadañas como aventado en el coro
Encierran las sacristías radionovelas, de tomo y NO-DO, fue el vino.
Soy asesino ante el púlpito como un cínico policromo, con sandalias
Mi ripio es el órgano en duelo por infantes y maridos.
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Tricornio, bonete y toga, el sol supo ser mordaz, pasó revista a sus rayos
Ad locutio contra Creso, bajo campaña del burlón, del sempiterno beodo.
En manos de Baco, todos, la danza enciende, es menester para unos, alma de otros.
Pastan alegres las cabras sin cabrero rezongando en el recodo.
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Taciturno es el reo a la sombra del tabique, nacen cipreses en mentes geniales
El incipiente verso de la cal, apostilladas columnas con jergas de intruso.
Entre la ciencia y el Parnaso, dejamos ser odiados para ser aleccionados por Zaqueo
En el érebo supimos saber escuchar al vaso, ensangrentada alpargata, de esparto.
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