Soy mejor en papel que en persona. Cuándo volverá la noche de los títeres oscuros
En el monte, bicéfalos en celo con asma, en penitencia, tal vez, sobre otro drama.
Los títeres no actuaron por la fuerza, espaldas se volvieron en la plaza de los cuerdos
Supondrían confortables mesas y pucheros atados de cadena, y cerámica de Maissen.
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OFRENDA A ESPRONCEDA
En las hiedras estuvo el canto, por un minuto. El sillar sudó viejas rencillas de alzacuellos.
Pendencias de abolengo sobre la mesa. El 103 afloja el gaznate antes de la vuelta al sepulcro
Ardiente celo como clavo de cuadra, tiembla la losa, como tiembla mi mano.
El rayón de la espuela en la cornisa de la Virgen de los necios de contrabando, gritó Williams
En la cantina pesquera de la que te hablé, en la hora del guante perdido en letrinas.
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EL CENTRO DEL MUNDO DESDE GETSEMANÍ
El vapor del tema de Baker se coció en tiempo estimado, no habían llegado, aún, las facturas.
He recibido noticias del caminante y he avalado con glosas sus sueños. Verso fuera de hora
Por popular que sonase la mentira de Iscariote, los amores de verano con sangre se pagan
No hubo sino llanto y furtivismo, clandestinidad en el mercado del templo de Caifás. Te buscan.
Alguna misiva salió de la cueva de las golondrinas, no hubo mordida del Espíritu Santo
No hubo labios doloridos por el frío. En lo lejos, convoyes de antorchas sin alma. Te encuentran.
La rotativa apura el último ápice de sueño, en el foro ya no hay calma. Te has ido, dijeron las viejas.
En lo alto, el águile ríe, socarrón y con sorna, sabe del circo. El resto, migajas.
Serbio Robledo. Serdrës, MMXIV.
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