Bucea por KukupaPunda Productions

jueves, 18 de septiembre de 2014

Poesía leve



Me hallé tan solo esperando el adviento, no lo inventé yo, ni él, ni aquél
Sollozando en la umbría de alguna grieta, de alguna garma, tal vez
No imprimo mi zarpa en el barro, no. No encuentro benevolencia, ni miel.
Mi recuerdo más preciado es la pérdida del "ego" para no volver a ser
No hay fe ni artificio en Enero, dentro de esta cerrazón, de esta placenta que envuelve
Y no vuelvo, ya lo saben. Me conoce el liquen, entiende la niebla, sonríe la nieve.

Me hallé tan puro comiendo del aire, tan escarmentado, tan enjuagado en vida.
Nunca he echado de menos la avaricia de los vivos, comprendí la filosofía del quedo.
Toda mi "soundtrack" fue el "Miserere", todo mi vino fue el de la tierra. Creí en Baco.
Fumé de las cuencas, las sierras, los pastos. Estaca es mi límite, mi ruta al vacío.
No creo en Dios padre todopoderoso pues no es creador del cielo, y mi tierra es la mía
Aquí olvidamos lo banal para centrarse en el ser. El ser es más puro sin prójimos ni pócimas.

Me hallé tan opuesto al habla, tan opositor a la lógica, tan próximo al ripio banal.
Sólo creo en lo vulgar, en lo que me hace sudar y pensar en el fin de la sed.
Más de Caín que de Abel y más de botella que de PP, en la cuarta luna solar. Amén.
Ya ni me hallo ni advierto, ni un barrunto ni un ascenso hacia la gruta de Abdel (Krim)
Yo que he bebido en las pozas, comido en el musgo, hablado con perros sin collar
Ahora me callo en los suelos, de hiel y cemento. Ahora que he vuelto al no ser.

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