Bucea por KukupaPunda Productions

sábado, 19 de mayo de 2012

Cap. 1X08


 



Faustino había tocado fondo. Pensó en su vida como un cuadro de Caravaggio. Tenebrosa, llena de contrastes, y contrastes llenos de mañaneos tenebrosos. La luz de su fe cristiana y de su aceptación social era como una exigua velita de las que se encienden por veinte céntimos en cualquier parroquia. Su halo de fervor y pureza de ánima estaba tirado por los suelos; su ejemplar reputación de pastor inmaculado ahora estaban manchados de semen, como su sotana, y como la cara de doña Remedios, que acudió presta a presentar una denuncia por intento de violación en cuanto salió de la sacristía. La muy canalla no acudió a la policía, no, ni mucho menos. Bien es sabido de la ineptitud del cuerpo del orden para ciertas competencias. Se fue dónde sabía que podía sacar algo: a los medios de comunicación.

El altavoz mediático que otrora le catapultó a personaje influyente del año, según la revista "Time", ahora se volvía en su contra con proporcional saña. El prestigioso diario local (ahora extinto) "la minera", fue el primero en hacerse eco de la noticia, llevando en su portada una foto de Faustino bajo el titular "A Dios rogando y con el sexo dando".

Pero no tardaron las demás publicaciones, tanto regionales, nacionales e internacionales, tanto católicas como agnósticas, igual daba que fuese una revista de coches que una de tatuajes, en recoger el suceso. Incluso Rupert Murdoch, que por aquellos días se encontraba con la soga al cuello por el caso de espionaje, dedicó en "News of the World" un suplemento especial dedicado a Faustino, titulado: "FAUSTINO. THE FAITH. THE FIGHT".

Ríos de tinta corrían emponzoñando la imagen de Faustino. La revista "10 minutos" presentaba el visceral testimonio de doña Remedios en una entrevista a fondo en la que no dejaba títere con cabeza. El titular de la editorial de "La Razón" era un sugerente "con pelos en la lengua", junto a una foto de Remedios sacando la lengua a lo Rolling Stone. Por su parte, la recién fundada "La Codorniz", no dudó en lanzar un fanzine especial íntegramente dedicado a nuestro desdichado cura.

Las publicaciones de la competencia de la cristiandad encontraron un filón en el oprobio cometido por Faustino. Reseñable fue la acción de la publicación jehobatista "La Atalaya", que lanzó un número especial que incluía un desplegable del desafortunado párroco en pelota picada mientras se masturbaba con el rosario en la garganta a modo de asfixiofilia, con un titular en el que se leía: "Dios se quita la careta". Claro está, era todo photoshop, pero calaba.

Diversos programas de índole cardíaca preparaban late shows especiales con el caso de nuestro humilde párroco astur. Mermelada se lamía los labios pensando en el share. Había sido más listo que nadie y había untado el hocico a todo el pueblo de Valdebárcena para que acudiesen a su programa y dijesen lo que él quería que dijesen. La iba a partir. El único que se le escapó fue el monaguillo del día de autos, que se vendió por un viaje a cuba a gastos pagos que ofreció Pablo Motos en nombre de Antena3, y que resultó ser falso, como Pablo Motos cuando le ves fuera de cámara. No existe (y por cierto, me da asKo).

Twitter, facebook, tuenti y mailboxes etc hervían con comentarios en alusión a Faustino. La masa social condenaba y execraba a nuestro desafortunado protagonista. En twitter, Faustino volvió a ser trending topic, pero esta vez con el handstag #Faustinoesunputero.

Sería largo y pesado repasar la cantidad de mierda que se vertió en aquellos días contra Faustino a través del cuarto poder, y el luchador Faustino sufrió en sus carnes la máxima de Goebbles de "una mentira repetida adecuadamente 1000 veces se convierte en verdad".

Todo el mundo, desde Belén Esteban hasta Matías Prats (padre), pasando por el zombie de Torcuato Luca de Tena (que volvió a morir de la que le dió), Francisco Umbral, Oprah Winfrey y Lina Morgan; desde la panadería pueblerina de la señora Cándida hasta las altas esferas del Vaticano; desde Riolobos hasta Nueva York, todos, todos, hablaban de Faustino y comentaban en gigantescos mentideros el capítulo más infame de su vida.

Faustino leyó y releyó una y mil veces los textos apócrifos del Nuevo Testamento buscando respuestas. Respuestas que quedaban veladas a sus ojos pues su mirada ya no era la misma de antaño, cuando era seminarista y su fe era inquebrantable.

Todo lo había ensuciado el tiempo, la prensa, su vicio, y su puta manía de ungir las ostias con LSD.

¿Qué podía hacer Faustino? ¿Cómo salir de ésta? ¿Dónde están las llaves, matarile, rile, rile?

Todo esto y más en posteriores episodios.

Fdo: ANGIO



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