Bucea por KukupaPunda Productions

jueves, 2 de agosto de 2012

Stazione


Hoy debería escribir alegre himno en tributo a mi permiso de ésta tortura cultural que me tenía aferrada bajo su yugo sin importarla la masacre sensorial que estaba provocando. Pero no, no voy a acariciar ninguna oda baladí que no conduce sino al nublamiento de la verdad tapando con enormes rocas de duda el firme de un angosto camino. En ésta periurbana avenida de miserables bufones siempre hemos abogado por la verdad, no por ello la verdad universal, mas ¿Qué es eso? ¿Existe en realidad? Nuestra verdad. Mi verdad. En la vía hemos asfaltado con retórica palabras de doble filo, perdigones de caza en forma de cierta riqueza verbal que enjuaga los sentidos rozando esa absurdez a la que ahora estás llegando. ¿No es la existencia angustiosa? ¿Y no es la angustia fruto de la existencia? ¡Por qué camuflarla cuando está latente! En las borgatas romanas no jugamos a las buenas palabras, sino como dijo Lázaro Carreter a ajustar el dardo en la palabra. No existe el cielo despejado, pues siempre acaba invadido y maltratado por un manto de nubes que no dejan entrever su anatomía.
Es indiscutible que la vida son sensaciones que al alimón van poblando nuestros días, alternando lo banal con lo semi excitante. No voy a ser tan drástico como el amigo Cordera, sí, Gustavo Cordera, muy calvo y argentino por cierto: "El futuro que me espera, sensaciones de mierda". No es para tanto. Hay una línea imaginaria entre el pesimismo y el optimismo, y esa es la realidad, en el centro, sin tocar las extremas radicales.
¿Y por qué no existe pesimismo u optimismo como tal? Pues porque existe siempre una piedra angular, yo que se, existe siempre un motivo, una razón por la que levantarse por las mañanas y por la que desesperarte y luchar a la vez. Con la que experimentas la mejor de las alegrías y que te arranca cada día una sonrisa y paralelamente te hace sentir un hondo miedo y una duda que te deja impotente entre la acción y el pensamiento. Hay siempre sin duda una estación de metro en la que siempre paramos puesto que en torno a ella gira nuestra vida, se asientan nuestros recuerdos, nuestras alegrías y nuestras angustias. Esa estación, es la que nunca quieres dejar de pisar, cada mañana, y aunque muchas veces te desafíe a un duelo, tu eres su transeúnte y ella tu estación y ese lazo de unión es insuperable.
Joder, tanta retórica, tanta palabra y neologismo, tanto eufemismo, comas, puntos y tildes para decir que Tú, y sólo tú, mi niña, (si es que existes y algun dia existes) eres mi razón de vivir, y aunque tengamos esos días en que parece que no quiere salir el sol...tu eres el sol, pues sin ti muero de frío.
Y bueno...la literatura vuelve a la calle más políticamente incorrecta para que sus vecinos escupan más balazos de tinta. Su palabra está en mi mano. Yo escribo, pues soy libre, y tengo una fuente de inspiración.

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