Bucea por KukupaPunda Productions

sábado, 19 de enero de 2013

QUÉ COÑO, ANGIO!?!?? Cap. I


LOS CAMELLOS


Dicen que en la Plaza de San Justo de Salamanca (Saint Yast Scuer en el argot) se vende droga. Y yo digo: ¿Qué coño?

A lo mejor es que en los sitios de donde sale tan viperina afirmación, seguro respondiendo a intereses ocultos y perniciosos, no se ponen de vez en cuando a gusto. Seguro que en los lugares tan refinados en cuyos círculos (mentideros) despotrican con total impunidad a San Justo y alrededores, no se dan un homenaje algún día que otro. Será que si sale con barbas es San Antón (y se mete "droga") y si no, la purísima Concepción (y es santita y viste de Dior). Será que en el Bisú van todos a misa, y recitan de carrerilla cada uno de los sacramentos de dios vuestro señor o que en el Garamond nadie ha roto nunca un plato.

¿Pues sabéis lo que os digo? Pues digo que qué coño, que aquí hasta el más tonto hace relojes y que el que esté libre de pecao que tire la primera piedra, y veréis, agudísimos lectores, mejor dicho, estoy completamente seguro, que no veríais a nadie, absolutamente a nadie, escalabrao (con una ostia en la cabeza, quiero decir...). Porque aquí, en Salamanca, ciudad polidisciplinarmente distribuída en pseudo-guettos según la indumentaria que gastes, se pone como el tenazas hasta el que tienes ahora mismo a tu lado, por mucho que se empeñe en decir que no, que él solo va a Cum Laude, a Kandhavia o a la madre que los parió. Incluso el chaval con el que te cruzaste ayer en Varillas cuando salías del People y se iba comiendo un Kebab, incluso él, se había comido ya lo suyo y lo de su prima mientras bailaba tan jovial en el Daniels, en el Dolce Vitta y finalmente, dada su inutilidad en el arte del ligue y el intercambio de flujos con el sexo opuesto, en el Potenkim, que es como la mar, que es el morir, que diría el célebre poeta español. Pues él también se ha puesto a Fuengirola con sus amigos. Lo que pasa es que todos sus amigos han triunfao con alguna incauta y/o descarada presa fácil (en esos sitios "donde no se consume droga" ya se sabe, la caza es un concepto taaaaaan laxo y lascivo...) y él, el probe, no se come un colín. Y por eso le da al perico, y después se come un kebab.

¡Qué coño! Decidme que no habéis entrado nunca en Cubic Club (sitio selecto y refinado pero también hipócrita y fariseo como todos), a ver a cualquier "archiconocido" artista que haya visitado tan importantísima sala, y no habéis visto que allí iba fino filipino hasta el de la cabina de música. Atreveos a porfiarme que habéis entrado en el "Pakipa" y no habéis comentado con vuestros semejantes (que dijera Milton) la ostia tan enorme que llevaba aquel chaval que bailaba de tan desenfrenado modo. Decidme que en el Peters o en el Barvel, que son superguays y ponen un musicote que te cagas, nadie le echa una cana al aire nunca. Venga, decídmelo.

¡Qué coño! No me lo vais a decir. No me lo vais a decir porque en la mierdasitios como el Cubic, el Music Factory, el Capitolium, el Niebla, La Perla Negra o incluso en el mismísimo Camelot, se ponen como el tuercas cada 2X3. No lo digo yo, que conste. Es una cosa obvia y salta a la vista. Y nunca mejor dicho.

Miren ustedes, aquí en San Justo, habemos buenos, y habemos malos y habemos de tó, como en tos laos. ¿Voy a negar que en la esquina del antiguo Valinor hay más tráfico de estupefaciente -malo, por cierto- que en todo el resto de la comunidad de León? Pues miren ustedes, no, no lo niego. Siempre fue un lugar codiciado y ansiado por los diversos carteles que pululan por las entrañas salmantinas.

No lo niego porque yo...  

"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais: Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán... en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir" -
Roy Batty en BLADE RUNNER.


Joder, como mola esta disertación.

Ahora en serio. El que no corre vuela, y si por ahí andan diciendo que en San Justo se vende droga, yo digo: ¡Qué coño! En el sitio donde dicen eso a lo mejor no se vende, pero se echa mano de ella cada vez que se desea, bajo una doble moral ambivalente de lo más farisea ("yo me pongo fino, pero el que lo vende es el malo").

Pues miren ustedes. Yo estoy hasta las narices... No, ¡qué coño! estoy hasta los cojones.
Me parece cínico y patético, me parece digno del esperpento del señor Valle Inclán.

Yo pido respeto y consideración a ese gremio tan ingrato y tan poco valorado como es el de las jorobas. Pido que no se tergiverse ni se distorsione su labor social más que probada y necesaria. No pido un monumento, ¡qué coño!, ni que su trabajo reconocido a la hora de horas laborables y esté sujeto a impuestos (que no estaría mal dada la situación, maldita sea). No pido una tautología sobre los hechos de Samir (aquel risueño árabe que quedaba contigo en plena plaza Mayor para darte su suculento producto). Ni una epístola a las casas de gitanos de Pizarrales. Solo pido consideración y respeto a un oficio tan noble como el del tráfico de felicidad (sea inhalada, nasal, oral o inyectada).

Pido un homenaje a esos personajes anónimos que no salen en las canciones de Camarón o de Antonio Flores, pero que fueron causantes directos de su creación. Pido un homenaje a esas apócrifas personas que también están detrás de "Lucha de Gigantes", del enorme Antonio Vega, o del manido "Pongamos que hablo de Madrid", del gilipollas de Sabina.

¡Qué coño! Pido un aplauso a esos intrascendentes colaboradores de Almodóvar o al curtido vendedor de San Justo. Porque son también condimento necesario de este guiso variopinto que es el vivir.

Pido un aplauso a los camellos.

BONUS TRACK

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