Bucea por KukupaPunda Productions

sábado, 31 de enero de 2015

Sibarita.



Es así. Me he vuelto un sibarita. Sólo quiero lo mejor para un corazón, ya de por si, destartalado. Un vanidoso como Ramón de Pitis en una esfera de barro. Ya solo escribo con verbos en riesgo de exclusión y con adjetivos de lenguas descatalogadas. Ahora que he vuelto a soñar me permito el lujo de hacerlo con detallismo, pero sin vaciar el bolsillo. Anoche por ejemplo, soñé, con una luz tenue en alguna buhardilla cualquiera de una ciudad cualquiera cubierta de nieve. Compartía cojín con una persona muy liviana, muy dulce, muy de carne y hueso. ¿Estoy hecho o no un sibarita?
Compartíamos notas y risas con cosas que nadie más se reiría. La luz tenue era cada vez más barroca, pero el ambiente parecía propio de una composición de Mondrian. Había ciencia y había cine. Yo, que nunca he sabido de ciencia me interesé por la morfología de las cosas. Yo que sólo me preocupaba por la toponimia y el léxico de esas cosas. Yo no se. Decía Nino Bravo que "hacía tiempo que soñaba con ella".¿Debería escribir quizá de manera más furtiva? o ¿Acaso eso también está penado por la ley?
Ahora me ha dado por fijarme en los detalles, antes los pasaba por alto como cuando un avión despega de la pista. Siempre he sido de dar mucha importancia a los sueños, lo se. Quizá debería mirarmelo. O no.
Hoy me he levantado con ganas de seguir tallando piedras en silencio. Nunca ha ido conmigo el papel de kamikaze. Prefiero consumirme como una vela, sobre el alféizar de piedra de cualquier cabaña que prometo visitar. Sólo o acompañado. Con la rosa o el cuchillo entre los dientes. Pero sin dobles sentidos. Lo dice un amago de poeta anormal.
Ahora que he vuelto a soñar quiero llevarlos a la gran pantalla. Ahora quiero menús imposibles y no raciones de saldo y esquina. ¿Sigo soñando? No es ningún pasatiempo. Sólo son oraciones sin cohesión pero con mucho sentido que sólo grandes paladares, como el tuyo, aunque no me leas, puedes disfrutar.
Si, se que soy un sibarita cuando sueño con paisajes dignos de Casimiro Sainz o Manuel Salces. Cuando sueño con la voz de Caruso y no con la del renegado.
Llámame loco. Ya dije una vez, todos tenemos lo nuestro y Dios en la casa de nadie.
Quiero manifestarme, no sólo pueden los vertebrados. Algún día te invitaré a un vaso de tinta. Mientras tanto, continúa en ese viaje hacia la supuesta felicidad.
Felices sueños.
Serdrës.

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